07 enero, 2010

Te amo

Sí de una madera ya desecha por el hedor de estas lagrimas pudiera tallar una flecha que al rozar el viento lo penetrara de tal manera que la dirección tomada fuera un destino preestablecido...

Tomaría mis herramientas escondidas en aquel viejo armario ya olvidado del rincón de mis recuerdos y corriendo iría hacía el bosque, hacía aquel hermoso árbol donde alguna vez talle tu nombre.
Y allí, tomado aire empezaría a incitar mi metal contra la naturaleza, con la sutileza del pintor que golpea el lienzo con su afilado pincel, y moldearía mis movimientos para descubrir el alma del mejor pedazo de aquel tronco que esconde en su interior las alas que darán curso a mi amor.

Luego de tallar y tallar, conseguiría la perfección de una suave y delicada hoja de madera que guiaría un muy detallado triangulo hecho de mi espíritu: sudor de manos amantes y corazón protector, y en cuya retaguardia se enredarían delicadas plumas que me enseñarían como seguirla.

Con mi arma ya lista emprendería obstinada búsqueda de Cupido y, utilizando mis nobles dotes de la persuasión, lograría despojarlo por algunos míseros instantes de su adecuado arco y, con los ojos cerrados apuntando al horizonte, lo templaría con todas mis fuerzas y tras un profundo suspiro dejaría libre mi amor con la fe más esperanzadora de mi ser para que de una vez por todas comprendieras cuanto he llegado a amarte.

Y si todo esto pasara.
...Podría dejar de sentir lo cruel que puede ser el amor cuando se ama solo.