28 enero, 2010

Aquí Estoy!

Sumergido entre escombros
veo la escaza luz
que se asoma tímidamente
por los orificios de mi vida.

Escucho lamentos entre piedras
y detenido en este diminuto espacio
me atrevo a soñar…

Mi cuerpo esta dormido,
reducido a pensamientos y sentidos,
esperando por un escaso milagro
que acabe esta mundana pesadilla
y el tiempo, la convierta en un mal recuerdo.

Me siento mal herido.
Mi mente se agota de pensar
que no tendré la fuerza
para esperar...

Descansaré…
y antes de un último suspiro…
Con el temor de un niño en la oscuridad
te grito:
“Aquí estoy”

21 enero, 2010

Zuerte Surda

Sentado sobre cuero verde, 
mirando a un tal Quijote, 
me atrevo a llenar este espacio vacío 
suspendido entre el olvido.  
Y sujetándome de tu recuerdo con mano diestra 
abandono mi orgullo a la suerte zurda. 

Y estoy aquí... 
Desesperado!
Pateando puertas 
que me guíen a ti. 
Sabiendo que te hecho de menos 
aunque tu me heches de más.
Conociendo esta opaca realidad 
de tu tiempo y tu olvido.  
...Esperando llenar tus puntos suspensivos. 

Y alguna vez más, 
aunque sea por error o mera casualidad, 
poder volver a decir:
 "Nosotros".
 
 
   

07 enero, 2010

Te amo

Sí de una madera ya desecha por el hedor de estas lagrimas pudiera tallar una flecha que al rozar el viento lo penetrara de tal manera que la dirección tomada fuera un destino preestablecido...

Tomaría mis herramientas escondidas en aquel viejo armario ya olvidado del rincón de mis recuerdos y corriendo iría hacía el bosque, hacía aquel hermoso árbol donde alguna vez talle tu nombre.
Y allí, tomado aire empezaría a incitar mi metal contra la naturaleza, con la sutileza del pintor que golpea el lienzo con su afilado pincel, y moldearía mis movimientos para descubrir el alma del mejor pedazo de aquel tronco que esconde en su interior las alas que darán curso a mi amor.

Luego de tallar y tallar, conseguiría la perfección de una suave y delicada hoja de madera que guiaría un muy detallado triangulo hecho de mi espíritu: sudor de manos amantes y corazón protector, y en cuya retaguardia se enredarían delicadas plumas que me enseñarían como seguirla.

Con mi arma ya lista emprendería obstinada búsqueda de Cupido y, utilizando mis nobles dotes de la persuasión, lograría despojarlo por algunos míseros instantes de su adecuado arco y, con los ojos cerrados apuntando al horizonte, lo templaría con todas mis fuerzas y tras un profundo suspiro dejaría libre mi amor con la fe más esperanzadora de mi ser para que de una vez por todas comprendieras cuanto he llegado a amarte.

Y si todo esto pasara.
...Podría dejar de sentir lo cruel que puede ser el amor cuando se ama solo.